8 de noviembre de 2010

Mitre no se murió, Mitre no se murió


Vemos aca que La Nación reafirma su posición de guardíán de la historia mitrista. En esa editorial, que muestra una vez mas que "insisten" en apropiarse de la historia argentina, como si el revisionismo no hubiese existido y como si todos comiésemos vidrio y no supiéramos que hay mas de una versión de los mismos hechos, que los relatos tienen que ver con intereses políticos, sociales, culturales y de clase, nos vuelven a vender pescado podrido. Ellos no nos cuentan una versión. Nos relatan LA HISTORIA. Aplicando la misma lógica que aqui plantea Artemio con el discurso médico y el poder, la forma del relato que intenta dar La Nación es de una historia "profesional", es decir, aidelógica. Aunque, como dicen unas cuantas barbaridades, es necesario contestarles.

1) "Los usurpadores, y sus voceros de confusa laya, pretenden consumar la restitución de tierras presuntamente arrancadas por la fuerza por parte de quienes, desde el primer tercio del siglo XIX hasta sus postrimerías, ocuparon una amplia franja pampeana y la Patagonia en cumplimiento de órdenes del Congreso de la Nación. " FALSO. No fue desde 1833, sino desde 1852 que se empezaron a ocupar tierras pampeanas y patagónicas. En 1833 se llega a un acuerdo entre Rosas (representante del Gobierno de la Pcia de Bs As) y los aborigenes que demarcaban el territorio. El acuerdo consistía en intercambios comerciales, reconocimiento mutuo y fin de los malones en la "frontera". Este acuerdo se dinamitó en 1852 cuando la oligarquía terrateniente porteña, en complicidad con Urquiza, el ejército brasilero, el ejército inglés y el ejército francés, derrocó a Rosas para, entre otras cosas, tomar las tierras que pertenecían a los pueblos originarios.

2")La fórmula preferida para legitimar la ocupación de espacios cuya posesión por parte de la Argentina se justifica en títulos jurídicos e históricos incuestionables es convertir en "genocidio" la actuación de las fuerzas nacionales que pusieron fin, entre 1879 y 1883, a los robos de ganado, a los crueles vejámenes a miles de cautivos y a la permanente inseguridad que impedía a los argentinos vivir en paz en sus propios pueblos y campos. Y, sobre todo, a lo que negaba al Estado nacional el ejercicio de sus derechos soberanos sobre una extensión considerable del territorio heredado de España." JE! Territorio heredado de España, dicen. Negar la existencia de los pueblos originarios, es avalar el genocidio. O sea, si existían los pueblos originarios, las tierras les pertenecen a ellos y fueron robadas. Si no existían, bueno, el territorio es español. Ahora, si existió la Campaña del Desierto, quiere decir que los territorios estaban ocupados, por ende, fueron desocupados por la fuerza. Por ende, hubo genocidio.

3)"Genocidio es, según definición del Diccionario de la Lengua Española, el "exterminio o eliminación sistemática de un grupo social por motivo de raza, de etnia, de religión, de política o de nacionalidad". Es, pues, una falacia pretender aplicar ese concepto a las sucesivas expediciones cuyo principal objeto fue la inobjetable defensa de la soberanía en las regiones australes." Es lo que pasó, porque, como dijimos en los ,puntos 1 y 2, la tierra estaba ocupada por habitantes de nuestro país, que reconocían a nuestro gobierno, ya que habían realizado acuerdos con el representante de la Pcia de Bs As.

4) "Si se aplicara aquella noción de genocidio al pasado, se caería en una conducta poco seria, por no decir descabellada. Tendría, en todo caso, mayor propiedad evocar, por ejemplo, la desaparición de los tehuelches, provocada por los invasores de allende los Andes en un afán expansivo que no se debía, al menos en los primeros tiempos, a la presión de los gobiernos "blancos", sino al propósito de crear puntos de apoyo para sus correrías, tras eliminar a los indios "enemigos". Eran estos últimos los pueblos realmente originarios de aquellas regiones del territorio argentino." No entiendo este párrafo, pero si una etnia hace desaparecer a otra, es genocidio. No importa quien lo haga. Según La Nación, en un ejercicio que bordea el racismo, dice que no se puede aplicar el concepto de genocidio entre distintas etnias aborígenes. Raro

5) "Ni Rosas, que provocó más víctimas entre los indios en la expedición al desierto de 1833, ni Roca fueron genocidas. La memoria del primero, pese a haber abrogado las libertades públicas, goza, sin embargo, de los favores de la historia oficial actual y su retrato se encuentra en dependencias de la Casa de Gobierno. Sobre el segundo, en cambio, se hace recaer la ignominia de las pintadas y escraches, a la vez que sigue en pie la iniciativa de eliminar su imagen en los billetes de 100 pesos. Incluso, el jueves pasado, para rendir un homenaje al ex presidente fallecido Néstor Kirchner, la mayoría justicialista del Concejo Deliberante de la ciudad de Río Gallegos logró que se aprobara la ordenanza por la cual se dejó sin efecto el nombre de avenida Roca y se cambió por avenida Presidente Néstor Kirchner." Primero que Rosas no causó mas muertes que Roca. Eso es FALSO. Segundo, la historia oficial es la mitrista, de eso nadie tiene dudas. Tercero, el escrache popular a Roca, es por haber asesinado a miles (¿millones?) de aborigenes en una batalla desigual (lanzas de 1 lado, fusiles del otro) y haber entregado esa tierra a grandes terratenientes. Resignificar el paisaje urbano, cambiando los nombres de gente que no merece el lugar que tiene en nuestra historia, es una forma de fomentar el futuro. A Roca hay que recordarlo por sus cosas buenas (Matrimonio Civil, Educación Laica) y por sus cosas horribles (genocidio aborigen). Al igual que a Rosas (defensa de la Soberanía, por un lado, cierta tendencia a concentrar demasiado el poder, por el otro)

6)"Mientras los argentinos ni se enteran, o lo hacen, salvo excepciones, con desaprensión, se han tomado, con el apoyo de una ONG de origen británico y con ayuda económica hasta del Banco Mundial, 59 estancias en Neuquén. Han sido éstas reclamadas por los mapuches como territorio propio. También lo han hecho con dos escuelas. Una, católica, que hace 40 años brinda instrucción a los niños sin preguntar su credo ni raza, y a la que se impugna con el pretexto de que su religión se opone a la mapuche. La otra es una escuela no confesional. Entretanto, en el resto de los establecimientos educativos de frontera flamea, junto a la enseña nacional, la bandera de los indios chilenos, cuya lengua también se enseña de modo imperativo a los niños.Además, se ha usurpado un hotel de cinco estrellas en Pulmarí y provocado diversos hechos de intolerancia, contrarios, como es obvio, a los mandatos de la Constitución nacional. Por otro lado, se ha trazado un mapa de la "Nación Mapú", que abarca vastas extensiones de Chile y un 30 por ciento del territorio argentino.Según se sabe, el gobierno de Neuquén se ha quedado poco menos que cruzado de brazos. En cuanto a las autoridades nacionales, es de suponer que ven con simpatía estos actos que afectan la soberanía y no parecen advertir el riesgo de cuanto se señala. " La Nación no dice nada de las tierras arrebatadas a los aborigenes en el norte, para fomentar la sojización, por ejemplo. Un gran caso de distinta vara. O de falta de memoria. Devolver los territorios arrebatados a las comunidades aborigenes es una forma de saldar nuestro pasado. No queda claro el rol de la ONG, pero supongo que no los habran echado por la fuerza, porque si no, lo hubiesen dicho claramente.

7) "Es hora de que el pueblo argentino abra los ojos y entienda que la patria no termina en los límites de la Capital ni en las afueras de las grandes y más antiguas ciudades del interior, sino que abarca una vasta y compleja realidad espacial y espiritual que no puede ser comprometida. Confiemos en que el Congreso de la Nación y la Justicia digan lo que corresponde en este asunto de tanta gravedad." Unica coincidencia. Confiemos en que el Congreso dicte una ley de reparación de tierras para los pueblos originarios, los reconozca como habitantes de nuestro suelo y la Justicia empiece a intervenir en la toma de tierras que sufren en distintas regiones del país distintas comunidades aborigenes.

No es la primera vez que La Nación utiliza su editorial para reforzar la idea de historia oficial. Desentrañar estos mecanismos de utilización de la historia, es una forma mas de defender la soberanía popular.

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