4 de febrero de 2016

El dilema de Vandor (o la balada de la traición)
















"Yo le dije a Vandor: a usted lo matan; se ha metido en un lío que a usted lo van a matar. Lo mataban unos o lo matan otros, porque él había aceptado dinero de la embajada americana y creía que se los iba a fumar a los de la CIA. ¡Hágame el favor! Le dije: ahora usted está entre la espada y la pared: si usted le falla al Movimiento, el Movimiento lo mata; y si usted le falla a la CIA, la CIA lo mata. Me acuerdo que lloró. Le dije usted no es tan habilidoso como se cree, no sea idiota, en esto no hay habilidad, hay honorabilidad, que no es lo mismo”. Asi lo contó Perón al diario Mayoría en enero de 1973.

"Le dije usted no es tan habilidoso como se cree, no sea idiota, en esto no hay habilidad, hay honorabilidad, que no es lo mismo". 

Los hombres fallan. La historia de la humanidad tiene esa constante. Los humanos nos equivocamos. Y mucho, a muchos niveles. No vamos a reducir "lo que hizo Bossio" a un tema de interés personal. porque es bastante mas complejo. 

El 9/12, en el último acto de Cristina, nuestro intendente Jorge Ferraresi hablaba de las traiciones que se iban a venir por la derrota electoral. "Nosotros vamos a estar junto a vos, manteniendo nuestras convicciones..." Cristina lo interrumpe (insólito, nunca pasó en la historia) y le dice: "Lo bueno de que existan los traidores es que te dejan ver a los leales. Sin traición no hay lealtad". Maradoniano. 

Sin traidores no hay lealtad. Sin Vandor no hay JP. Sin Cobos, no hay kirchnerismo. Damos vuelta la moneda, entonces, y decimos que hay que valorar la lealtad de los 80 y pico de diputados que se quedaron. Hay que valorar las convicciones de Di Tullio, Teresa García, Recalde, Gioja y todos los etcéteras, porque a ellos les deben haber ofrecido los mismos acuerdos que a los que se fueron.

Sin traidores no hay leales. La política de la rosca palaciega no entiende de lealtades. Entiende de conveniencias. De oportunismos. De oportunidades. No está mal, es una forma que yo no comparto. El massismo explica, para eludir la T que tienen tatuada en la frente, que su lealtad es a las ideas de Perón. Mas allá que no sabía que Perón quería entrar con el Ejército a las villas, la lealtad a las ideas es un bluff fenomenal. Uno es leal a personas, a instituciones, no a ideas. Y encima algunos de sus intelectuales andan por la vida militando el "vandorismo lúcido". Si quieren saber que es eso, pregunten en otro lado, porque acá no lo podemos explicar. Como bien dijo Perón, si negociás con la CIA y con el Movimiento, o te mata uno o te mata el otro. No hay chance de vandorismo lúcido, porque Vandor terminó muerto. Como terminan todos (al menos políticamente hablando) los que traicionan a sus votantes.

2 comentarios:

  1. Muy bueno. Me gusta la idea de resaltar lo positivo, los que se quedaron, los que la van a pelear, aquellos con los que podemos contar.

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  2. Los vandor se termiman solos y siempre fue por plata

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